martes, 26 de abril de 2011

La amistad

La amistad  del latin amicus; amigo, que deriva de amore, amar  es una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida.
 
 
La amistad se da en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. La amistad nace cuando las personas encuentran inquietudes comunes. Hay amistades que nacen a los pocos minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. La verdadera amistad dura toda la vida.

Tambien podemos decir que la amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor.

Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca.

Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas.  Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes.

Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal.
A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia.
Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes.
Es aquello por lo que darías todo.
Menos tu cajita de cristal…!!!

domingo, 10 de abril de 2011

El Noviazgo



Cuando comienza a construirse un edificio, los recursos económicos desaparecen (literalmente) bajo tierra. Los inversionistas reclaman desesperados: "llevamos varios millones gastados ¿dónde están? El arquitecto debe explicar: "Construir los cimientos del edificio es lo más tardado y con frecuencia lo más costoso.





La juventud es la época de construir cimientos.
Se invierte tiempo y esfuerzo que aparentemente no dan frutos. Los recursos desaparecen.


Los novios, antes de novios, deben también, con las mismas connotaciones, ser excelentes amigos.
Hay muchos amigos de sexos opuestos, incompatibles para ser novios, pues no "les hace" mantener trato afectivo.

El riesgo de caer continuamente es endurecer, perder sensibilidad y, tarde o temprano, llegar a la soledad nociva.
En cierto programa de televisión, una atractiva chica de bachillerato comentaba: "Tengo mala suerte, mis noviazgos no duran más de un mes; este año llevo diez".

El verdadero noviazgo, cuando termina, invariablemente conlleva a un knock out (confusión sexual o decepción).
Una enfermedad del noviazgo se llama idealización, algunos síntomas son; perder los estribos por alguien a quien ni siquiera conocemos bien; ver acercarse un cuerpo atractivo sintiendo cómo flaquean las piernas y palpita el corazón.
Cuando un amigo nos hace ver los defectos del ser idealizado, nos enfadamos y lo tildamos de mentiroso. Pero el verdadero amor no es ciego. La idealización si. No concebimos una entrevista en la que simplemente platiquemos o convivamos, pues la razón principal (y única) de estar al lado de ese extraordinario cuerpo es encender las sensaciones del nuestro.



NOVIAZGO CONSTRUCTIVO

El joven que desperdicia su tiempo en borracheras, libertinaje vagancia, abandono de estudios o pillerías no podrá construir ni la casa más modestaEn el noviazgo constructivo hay trato afectivo y caricias, pero no se basa en el amor de los cuerpos, por lo tanto, no sufre la enfermedad de idealización ni de premura pasional.
Lo más importante, en los novios constructivos, es que hablan claro y saben establecer reglas y propósitos.


Los noviazgos destructivos

son los posesivos e infantiles, los que asfixian, acosan, restan movilidad, tiempo, libertad, obstruyen y dificultan estudios, trabajo, deporte, relaciones familiares, sociales y amistades.
Hay que aprender a amar. Tomás Melendo dice que, hoy día este tema está ausente. Se confunde el amor con el sentimentalismo blandengue. Amar es querer al otro en cuanto otro. En el animal la referencia es siempre el “yo”, el bien propio.

Hay cosas que le atraen y cosas que rechaza. El ser humano, en cambio puede poner entre paréntesis sus instintos y realizar algo porque ve que aquello es bueno, aunque a él eso no le atraiga o no le interese.
Cuando ama, el ser humano puede poner entre paréntesis su conveniencia, su comodidad, su placer. Amar es querer el bien; no es fácil perseguir el bien del otro porque hay una tendencia fuerte al egoísmo. Aquel bien que le ofrecemos a la persona amada ha de ser un bien real ha de ser algo que la mejore, y no que me beneficie sólo a mí.